El 26 de febrero del 2022 Fernando Martínez sorprendió al mundo del boxeo con una victoria para todos los tiempos en la historia del boxeo argentino. Su triunfo fue en el Chelsea Cosmpolitan de Las Vegas, Nevada. Fajando al cabo de inolvidables doce rounds al prestigioso filipino Jerwin Ancajas por Decisión Unánime. Y se coronó campeón mundial Super Mosca de la FIB.
Martínez no se mostró intimidado desde el primer round. Metiendo dos ganchos de izquierda al cuerpo. Y termino el primer round metiendo otros dos a la cabeza. Ante un rival más alto, y de manos pesadas.
En el segundo, Ancajas encontró la distancia y conectaba con el uno dos. Y le pego mucho en el hígado y las costillas. Toda la noche. Las manos iban y venían con un gran porcentaje de efectividad. Igualmente, Martínez era más activo y determinado.
Luego Ancajas, que estaba haciendo su defensa número diez, trabajó, y conecto más. Pero parecía que se iba desgastando y Martínez ganando en resistencia. La pelea era dura.
El argentino empezaba a descargar en la corta distancia donde salía siempre ganando. Achicaba y proponía la guerra cuerpo a cuerpo. Igual no lo podía mover a un filipino que aguanto con una resistencia casi increíble. Era para el infarto.
En la segunda mitad, Martínez se cansó de meter bombazos a la cabeza. Lo deformo todo. No se sabía si era Ancajas, Pacquiao, o Donaire. Termino todo inflamado tras la candidata a «Pelea del Año 2022».
«El Orgullo de la Boca» no lo dejo pensar. Al final sé lo llevo por delante. Martínez fue, peleo, no le tuvo miedo y demostró una condición atlética tremenda para quedar en la historia. El viejo boxeo argentino tuvo un nuevo y real campeón mundial. Un chico muy humilde, emotivo, y que generó mucha empatía. Y eso nos llenó el corazón de alegría.
Y el 8 de octubre del 2022 le dio la revancha en el Dignity Health Sports Park de Los Ángeles, y revalidó, con mucha contundencia y aplomo, su condición de monarca mundial supermosca de la FIB al volver a superar por puntos, en fallo unánime, al filipino Jerwin Ancajas.
Este triunfo del Puma Martínez significó una «bocanada de aire fresco» para el boxeo argentino, que encuentro en su figura la oportunidad de mantenerse vigente en la meca boxística, tras la derrota de Brian Castaño ante Jermell Charlo. Dependerá del propio púgil y su entorno, encabezado por su técnico Rodrigo Calabrese, maximizarlo en más gloria y más dinero.
El muchacho nacido en el barrio porteño de la Boca está cualitativa y cuantitativamente a la altura de los mejores exponentes de la categoría supermosca. Su deseo de peleas grandes no es descabellado si mantiene la conducta empleada hasta ahora.
Frente al filipino, tanto en el primero como en el segundo combate, quedó expuesto que las posibles diferencias de aptitudes que surgen de los récords y la jerarquía de oponentes no siempre son la medida exacta en el instante mismo en que los boxeadores se encuentran en el ring.
El dominio de Martínez tuvo mucho que ver con la excelente condición física y la buena estrategia que empleó para boxear contra un rival de mayor alcance de brazos y altura. Hizo lo que el manual boxístico indica: rotar la cintura, adelantar la pierna izquierda, meter la cabeza entre los guantes, avanzar atento a las réplicas y descargar la mayor cantidad de golpes cortos, cruzados y ascendentes.
Así fue que, en el sexto round, con salvajes combinaciones, llegó a conmover Ancajas logrando el quiebre psicológico del match.
La presión del argentino en el cuerpo obligó al filipino a adoptar una actitud de respuesta permanente. Como si no le quedara más remedio que subordinarse al ritmo impuesto por «El Puma». Y cuando este, por fatiga, desaceleró su dinámica, el Pretty Boy Ancajas, también cansado, se adecuó a la transición.
Algo que sucedió desde el 7.º al 9°. Por cierto, que, con alternativas cambiantes, con mucho intercambio de golpes, arranques espectaculares y abundante fragor en el cuerpo a cuerpo.
El décimo round fue el comienzo del ciclo que cerró la pelea en favor del campeón. Con una continuidad llamativa en sus lanzamientos, Martínez incrementó su ofensiva en los últimos tres rounds y machacó una y otra vez el rostro del filipino, qué desesperado por meter una mano salvadora se expuso a un peligroso castigo para terminar de pie.
Y dejó en claro el hambre de gloria que dispone para hacer historia. Fue inteligente para boxear. Fue vivo para enfriar. Y fue guapo para luchar.
«Yo estoy acá para hacer historia y cumplir el sueño de comprarle la casa a mi mamá. Quiero pelear con los mejores, no le tengo miedo ninguno”, cerró, eufórico, «El Puma», a quien le sobró paño para consolidarse y rectificarle a los popes de la industria que, por derecho propio, merece la chance de un combate unificatorio que le dé más lustre a su grandeza y le asegure cumplir el sueño de comprarle la casa a su mamá.
El bonaerense Fernando «El Pumita» Martínez fue por lejos la luz de esperanza para un boxeo como el argentino que sufrió en 2022 la pérdida de dos títulos mundiales de valía con la concluyente derrota de Brian Castaño, resignando su corona superwelter OMB, y el fin del reinado de la minimosca Yésica Bopp tras dominar la categoría para la AMB más de una década.
En el 2022 Fernando Martínez, con esas dos victorias, se metía en «El Olimpo de los Dioses del Boxeo Argentino». Que lo necesitaba como «buche en el desierto».
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