Roy Jones «Junior» (66-9, 47 KO) nacio un 16 de enero de 1969 en Pensacola, Florida. El legendario boxeador Roy Jones «Junior» se retiró en el 2018, con 49 años y mucho más lento y gordo que en sus mejores tiempos. Gano y noqueo a un tal Bobby Gunn. Estaba viejo, gordo y super lento. Una «sombra» de lo que alguna vez fue en el escenario.
Hace 15 0 20 años era, en su apogeo, una maravilla de observar y admirar. Lo más parecido a «Superman». Rápido, indescifrable, mágico e imbatible. Algunos dijeron que era «El Mejor Boxeador de la Historia del Boxeo Moderno». Fue un demonio de la velocidad, del reflejo, y un atletismo de un genio. Y con un estilo cero ortodoxo. No se sabia de donde sacaba las «balas».
En sus últimos años parecía una triste copia del llamativo boxeador de Florida. Seguía arrogante y fanfarrón. Guardia baja y pera «en la vidriera», como en los viejos tiempos. Pero en cámara lenta, en baja frecuencia, y terminaba «viendo las estrellas»… Ya era «El Viejo Roy Jones». Este tipo, al que últimamente todos le rogaban que se retire, fue el primer boxeador en ganar un titulo mundial Mediano y en Pesados, en 100 años de pugilismo moderno.
Yo conocí en su mejor momento al viejo Roy. Representó a los Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, donde se retiro con la medalla plateada tras ser robado desvergonzadamente de la de oro, frente al representante coreano, «un tal» Par Si Hun.
Después de ese mamarracho, y con un récord positivo de 121-13, salta al campo rentado como una gran esperanza yankee. Fue campeón del mundo del peso Mediano, Super Mediano, Semi Pesado y Pesado. Siempre con una velocidad supersónica. Tenía como resortes en los músculos. Saltaba como una pantera hacia su objetivo y desde largas distancias. Inverosímil. El negro peleaba y pegaba «en el aire». Desde los más inesperados ángulos. Pegaba mirando a la gente, conectaba con los ojos cerrados, gozaba de lo lindo del deporte que lo vio crecer. Y salía de zona de peligro con gracia y tranquilidad. Sumamente soberbio.
Roy se consagra campeón mundial Mediano de la F.I.B. frente a un desconocido Bernard Hopkins en decisión unánime, un 22 de mayo de 1993. En retrospectiva tiene mucha más significancia ahora, que en aquel entonces cuando «El Ejecutador» Hopkins era sospechado de ser solo uno de los tantos ex convictos hechos boxeadores, solo por el hambre y la desesperación. Luego, en su única defensa, demolió a Tomas Tate. Era demasiado grande para Mediano.
Sube a Super Medianos y le ganó a James «El Gordo» Toney el mundial un 18 de noviembre de 1994. Toney, en aquel entonces considerado uno de los mejores boxeadores del planeta, fue paseado por la escuela del boxeo. Le dieron clase esa noche. Defendió ese titulo cinco veces y no perdió ningún round. Era un problema sin resolución.
El 22 de noviembre de 1996 supera en decisión a Mike McCallum por el mundial del C.M.B. de la división Semi Pesado. Era el mejor boxeador libra por libra, y por un océano de diferencia… lo unifica con el invicto Montell Griffin, y luego lo defiende once veces en forma exitosa. Eran desniveladas y parecían casi «exhibiciones».
Luego siguen defensas accesibles por mucha plata, que tachan el legado de él como un «grande de todos los tiempos». Siempre acusado de elegir demasiado bien a sus oponentes. Ni Telesco, Hall, Harding, Harmon, Kelly, el campeón Pesado Ruiz, o Antonio Tarver eran muchachos sacados de «El Pabellón de la Muerte». No eran «asesinos seriales», que digamos… Eran solo respetables… A todos castigó con lanzamientos como laser.
Era un engañador, un embustero que fingía una acción y terminaba operando otra totalmente distinta. Mientras la «velocidad luz» le duro, todo era fama, poder y fortuna. Luego de ganar mucho peso y músculos por el mundial Pesado, decidió volver a los Semi Pesados y Roy Jones ya nunca más fue el mismo. Ni siquiera «el clon» del genial boxeador. Era un muerto (pugilísticamente hablando) en el cuerpo de un vivo. Y le probaron casi que por primera vez la mandíbula, y estaba muy tierna y rica…
Cuando envejeció salieron a la luz todas las fallas que tenía, carecía del viejo boxeo de escuela, el duradero. Luego pierde con Tarver, con Hopkins, Calzaghe, Lebedev, Green, cayó y mal. No había misericordia por «El Rey» Jones destronado. Hacían fila «la gilada» para noquearlo. En el medio de todas estas derrotas hubieron dos victorias importantes como para rescatar: frente a Jeff Lacy y frente a Félix «Tito» Trinidad, poco más…
Al final era un fantasma. La gente iba a verlo solo para decir que estuvo con una leyenda viviente. Como cuando yo iba a ver «caminar la cancha» a Diego Armando Maradona para contarle a mis nietos algún dia que lo vi jugar… O como quienes iban «ver toser» a Roberto «El Polaco» Goyeneche en sus ultimas presentaciones de tango. Había que estar…
Grandes victorias frente al maestro del jab Virgil Hill, el genio en defensa Toney, nuestro mandíbula de acero Jorge Castro, el inteligente Bernard Hopkins, y el potente Merqui Sosa, lo situan dentro de los mejores 50 boxeadores de la historia, según los «especialistas».
Hoy su record es de 65-9, 49 KO. Hace poco fue a Moscú, y un tal Enzo Macarinelli lo noqueo y mal. Un morocho mas viejo y más baqueteado que el, Glen Johnson, también lo había destruido. Lo llevaron en carretilla al Hospital. Antonio Tarver lo enterró de cabeza en la lona y pasó la noche en el tapiz. Fue despertado por el tipo que limpiaba los sanitarios… Por suerte «colgó los guantes», nadie quiere verlo comiendo comida de hospital por el resto de su vida.
Ganaba y destruía rivales hasta que tuvo que conformarse con escuchar las tarjetas por primera vez en su vida en competitiva pelea con el enorme argentino Jorge Fernando Castro (70-3), «El Roña». Castro fue un morocho argento que era imposible de noquear para cualquier ser humano…. Por más que le digan «Superman».
Jones era un maestro controlando las distancias y el tiempo de las peleas. Hoy esta feliz mente casado, tiene seis hijos, es promotor y comentarista deportivo. Y muy bueno, objetivo, agudo observador de lo que sucede ahí arriba. Siempre sonriente, simpaticón, y dejando frases para el recuerdo. Siempre tira alguna rápida genialidad y luego se repliega. Como cuando boxeaba, igualito. Hay genios que se hunden en un túnel largo y oscuro tras el retiro definitivo de la actividad.
Roy Jones logró trasladar su inventiva, sus ocurrencias y su gran inteligencia desde «los guantes» hacia «los micrófonos». Él lo sabe y lo goza. Si algo nunca tuvo fue problemas de auto estima. En terapia «no andaría». Todo es una cuestión de actitud, y de «arremeterle» con toda a la vida, mi querido amigo de La Ley del Boxeo…
LA LEY DEL BOXEO (MARTES 20 HS ACTIVA CONCORDIA 98.9 Y WWW.ACTIVACONCORDIA.COM).