En marzo, Mario Roberto Delpodio cumplió 79, y sueña con competir en el campeonato mundial de triatlón a los 80 años. El evento esta planeado para el 2025, y aunque todavía se desconoce qué país será la sede, se prepara para concretar ese proyecto.
Como profesor de historia jubilado, puso en práctica sus conocimientos e investigó todo lo que pudo acerca del tría. Acá revela qué fue lo que lo atrapó de las pruebas combinadas cuando por primera vez fue espectador de algo que era desconocido para él. Por más que ya no ejerce la docencia en las aulas, ni bien empieza a contar sus comienzos, hay huellas de su experiencia en las aulas, porque podría dar una cátedra y escribir la historia del triatlón. Sabe de fechas, acontecimientos, nombres, las ciudades, dónde ocurrieron, sin siquiera mirar sus apuntes.
Gracias a su vigencia, Mario acumula varios hitos en su trayectoria: en 2012 alcanzó el tercer lugar en el Iron Man de Florianópolis, Brasil, en la categoría 65 a 69 años. Tenía 67 cuando lo hizo, y también es uno de los tres veteranos que corrieron todas las ediciones del Triatlón Internacional de la Vendimia, que se realiza desde 1987. Su pasión es el ejemplo de que no por tener una vocación se debe abandonar otra. Al contrario, se las puede combinar, como a las pruebas. Se puede aprovechar su avidez por conocer y contar, seguir investigando y enseñando, solo que ahora, sobre la historia del triatlón. Bienvenido Mario Delpodio a «La Ley del Deporte»:
“Cuando yo me interesé por la historia me di cuenta de que evidentemente yo quería ser docente, y llegando a los cuarenta pirulos hubo unos cuantos años que convivieron las clases con el entrenamiento; y aunque se limitaba un poco la cosa, la alternativa era compensarlo dentro de lo posible cuando llegaban las vacaciones, que en general coincidían con las competencias”.
“En 1985 se corrió el ‘Segundo Triatlón de Mendoza’ en el parque General San Martín, donde fui un espectador sorprendido, que vio la etapa de natación, las bicicletas que aguardaban frente al club Mendoza de Regatas para realizar la transición, e iniciar la etapa de ciclismo donde hicieron tres vueltas del circuito serrano y luego completaron pedestrismo. «Ese es mi deporte», me dije”.
“Yo era nadador de fin de semana, y de tomar sol, pero me encontré con que en esto eran muchos metros de nado y entendí que implicaba otra cosa, y me aboqué a tratar de mejorar. Tampoco había andado nunca en una bicicleta de carrera de competición, así que tuve que aprender la técnica, fue un cambio total en lo que yo suponía que era hacer un deporte, incluso en la mentalidad».
«Mi buen estado físico ayudó para lanzarme a una rutina más completa, que incluía tres estímulos semanales para cada una de las disciplinas: prepararme para nadar, andar en bicicleta y correr, todo en un mismo circuito».
“Siempre estuvimos relacionados con el deporte en el Club Mendoza de Regatas, con mi mujer tuvimos cinco varones y nacieron en el club y vivieron en el club; veníamos acostumbrados a la filosofía de vida del deporte”.
«Me atrajo, además, la relación solidaria con el adversario, porque el principal protagonista es el esfuerzo físico y mental que conlleva, y no el ganar un puesto del podio. Es el deporte entendido por el deporte mismo; una escuela de vida, y de crecimiento personal».
«El triatlón nació en la década de los setenta, y tuvo su bautismo fundacional en el Mission Bay Triathlon, en San Diego, California. La difusión masiva se produjo cuatro años después, en el Iron Man de Hawái de 1978″.
«A principios de los ochenta se expandió en Europa, Oceanía, Asia y en febrero de 1984 llegó a la Argentina. El “1° Triatlón del Atlántico” se realizó en Mar del Plata; en marzo del mismo año tuvo lugar la segunda competencia en San Isidro, en Buenos Aires, y la tercera fue el “1° Triatlón Mendoza”.
«Cuando empiezo a investigar de qué se trataba este desafiante deporte, sonrío cuando encuentro uno de los folletos que repartían en aquellos tiempos los integrantes del Centro de Estudiantes de Ingeniería de la Universidad Nacional de Cuyo: “¡Délen Atletas! 1 km de natación, 60 km de bicicleta, 10 km de trote, y una semana en el hospital”.
«El Triatlón Internacional Vendimia es una prueba fundacional y somos tres en Mendoza los que hemos corrido las 38 ediciones; el año que viene van a ser 41 años de continuidad, y no hay ninguna carrera de triatlón que haya permanecido más de cuatro décadas desde que se iniciaron en nuestro país».
«No tengo dudas, y me he dedicado a comprobarlo, con publicaciones y testimonios, de que la provincia de Mendoza fue uno de los centros fundacionales de la práctica del Triatlón en nuestro país».
«También corroboré que involucró a la presencia femenina desde sus inicios, por el alto grado de participación en cada convocatoria. Entré en contacto prácticamente en el mismo momento en que este deporte combinado llega a la Argentina, y para ese entonces nosotros ya éramos considerados “gente grande” porque orillábamos los cuarenta”.
«En retrospectiva creo que lo que me llamó la atención fue la característica agonística, la lucha, la disputa en primera instancia para superarse a uno mismo, que es un componente puro del deporte combinado».
Los tres triatletas que corrieron las 37° ediciones en Mendoza: José Maimone, Luciano Cicchitti y Mario Delpodio, acompañados por la presidenta de la Asociación Mendocina de Triatlón, Mariana Vázquez
«En marzo de 2020 tenía previsto viajar a Edmonton, Canadá, pero la competencia mundial se suspendió por la pandemia. Me había preparado muchísimo, teniendo en cuenta que las categorías por edad son cada cinco años, y en ese momento yo pasaba a tener 75, o sea que justo iba a cambiar de categoría, y cuando corres a nivel internacional eso es fundamental; no es lo mismo correr a los 75 que teniendo 79″.
«Ya había realizado la inscripción, el trámite de pasaporte y el visado, el alojamiento, y estaba en vísperas de confirmar el pasaje aéreo. Iba a ir con uno de mis hijos, que me entrena, y con mi esposa, y sentí mucha bronca, así que no se me cruzó por la cabeza la posibilidad de intentarlo nuevamente, hasta que fue pasando el tiempo y me di cuenta de que ya no estoy tan lejos de los 80 para cambiar de nuevo de categoría”.
Mario junto a su esposa, Ana María, con quien tuvo cinco hijos
“Corrí teniendo 72 años en Cozumel, México, y siento que no estoy tan lejos de aquel nivel en función de la cantidad de gente con la que participé, y creo que estoy en óptimas condiciones para de cierta forma tener la revancha de lo que no se pudo en 2020″.
«En el 2000 el triatlón fue incorporado como prueba olímpica, y en cuanto a las distancias que se toman como referencia, existe la estándar para los campeonatos mundiales y las Olimpiadas: 1500 metros nadando, 40 kilómetros en bicicleta y 10 kilómetros en carrera pedestre. También se suele utilizar la distancia Sprint, que son 750 metros de natación, 20 kilómetros de bici y 5 de pedestrismo; y se está haciendo más difundida a nivel mundial porque se ajusta más a la televisación”.
Cuando obtuvo el primer puesto en el podio del 37° Triatlón Internacional Vendimia en categoría por edades 75 a 79 años
“En general no valoran la participación de los veteranos porque sobreentienden que no somos muchos y competitivos, pero podemos ser atletas de buen rendimiento y es importante darle la posibilidad de que participen, y que lo hagan en su categoría por edades”.
“A esta altura del partido llegué a la conclusión de que lo que sembraste evidentemente a la larga se termina cosechando. Casi todos los contactos que tengo son exalumnos o personas de los colegios en los que trabajé, y te hace muy bien sentirte querido, de esas muestras de afecto que son totalmente inesperadas, que se sigan acordando de las clases, y de mi vocación con la historia. El Triatlón es un sentimiento, por eso siempre digo que él me va a dejar a mí y no yo al triatlón; voy a seguir corriendo hasta que pueda”.
Tras jubilarse siguió indagando, investigando, e informando sobre la historia, pero del triatlón, además de que continuó practicándolo. Es el combo completo. Lo hace, lo estudia, lo escribe, y lo cuenta. Y eso lo mantiene entrenando, vigente, y entusiasmado, para no sentirse triste y retirado.
LA LEY DEL DEPORTE