La Ley del Deporte

EL CARISMÁTICO (CONSEJO DE PREVENCIÓN DE ADICCIONES DE CONCORDIA)

El carisma es la capacidad de un individuo para atraer e influir en otras personas. Si bien a menudo se describe como una cualidad misteriosa que uno tiene o no tiene, las habilidades de las personas carismáticas se pueden aprender y cultivar. Es la cualidad o don natural y aprendido que tiene una persona para atraer a los demás por su presencia, su palabra o su personalidad. Y hay muchas formas de carisma.

Pero acá vamos a hablar del personaje carismático, el que simula ser algo que no es, el que se «viste de payaso», de matón, de rollinga, de hippie, de barra brava, de ampón, de trabajador social, de loco, de rebelde, de violento, de chico malo, y no lo es realmente, solo finge y no se muestra tal cual es. Porque muchas veces buscamos referentes ajenos a nuestra forma de ser, o no gustamos de nuestro propio ser. Así como uno es.

Ustedes gurises tienen que buscar, encontrarle el encanto a la vida, así como son, y buscarse referentes positivos y que estén allá donde ustedes quieren llegar. No buscar encantarse por carismáticos desconocidos, que muchos son negativos, que son pura imagen, los abrís al medio y encontrás vacío o basura adentro, son los líderes de barro. Esos no te ayudan a sentirte bien y cumplir con tus sueños. La quieren a «todas para ellos».

Muchos son carismáticos y encantadores para «boletearte» una moneda o lo poco que llevas en las manos. No se dejen engañar por los «ídolos de burdel». Busquen buenos referentes. Sanos y positivos. Que sumen… se los digo y me lo digo, porque uno cayó en el embrujo de los «chicos duros».

Piensen en grande. Tengan cuidado con los que hacen chistes veinticuatro siete, los que quieren llamar su atención con locuras, y manipularlos para que sean uno de ellos. Un poco de carisma está bien, porque si todo es hacer las cosas neutra y correctamente aburre hasta a las «carmelitas descalzas». Sean reales, que así se van a gustar mucho más. Sientan orgullo por quienes son y no se disfracen de algo que no tiene nada que ver con ustedes.

El carismático del que les hablo hoy, es el que quiere llamarte la atención todo el tiempo. Solo busca su aplauso y la admiración. Si no tiene el protagonismo absoluto se pone mal y triste. Son pibes que quieren impresionar a «la banda». «Se los digo y me lo digo», porque yo fui uno de ellos.

«El Lobo» haciendo «chistes de geriátricos» todo el día, siendo un «alegre borracho de pizzería». Olvidando que la gente gusta y se encanta con el Federico tímido, nervioso, miedoso, que se angustia, y que trata de sentirse bien y que las personas de su entorno también.

Muchos personajes lamentablemente adentro tienen poco y nada. Quedan apretados por lo que actúan y luego solo le queda «mala sangre». Están tan vacíos de contenido que se camuflan solo con «chistes pícaros». Yo fui uno de esos, y muchos años. Se los digo y me lo digo…

Cautivan por como dicen y hacen las cosas. No dicen ni hacen muchas cosas útiles y grandiosas. Dicen y hacen de manera transgresora para que todos se rían, lo admiren, y lo envidien. Pero quedamos atrapados de nuestra propia máscara, y no dejamos ver nuestro yo interior, el que extraña, el que se siente solo, el desilusionado, el que tiene miedo, o el que «la rema con escarbadientes»…

Los carismáticos de la historia de hoy son muchachos con un hambre voraz por el aplauso y el reconocimiento. Si no reciben gran devolución se deprimen y aburren. Son «diferentes» porque dicen y hacen las locuras que nadie haría. Hablan mucho y dicen poco. Una máquina de decir nada. Y muchos hacen «una moneda» engañando y estafando con la lengua. Viven, como los horneros, del pico.

Cuando disertas o estás en la radio está bien tener carisma, pero tras las formas hay que tener algo de sustancia. Si no, no dejas ni sumas en nada.

En la radio, la tele y las redes se ven hablando y no dejando nada, y muchas mentiras. Ojo con los «vendedores de información», o «ganadores» que son sociables, expresivos, divertidos, «lindos», y que dicen tener «amores y honores». No vean eso. Es un ratito. Luego se quieren morir y no de placer. Atrás de esa imagen triunfadora hay grandes chances de que tengan un vacío existencial que congelaría de miedo al mismísimo «Satanás de los Infiernos».

Júntense con gente sana, empática, real, sincera, con objetivos, resiliente, y de metas. Con mundo interior. Que quieran verlos bien a ustedes. No que sean pura imagen y chamullo. Empiecen por formarse. Desde adentro hacia afuera. Y no al revés.

No se depriman por el fracaso ni se «emborrachen de alegría» por los aplausos. Busquen el equilibrio. Traten de hacer lo mejor que puedan ustedes, «que lo demás es puro cuento». Valoren a la gente con buenos valores. No con solo a los exitosos y carismáticos. Busquen más el prestigio que el éxito. No es lo mismo hacerle el bien a los demás y a vos, que hacerte solo bien a tu bolsillo y a tus cuentas bancarias. Lo último se vacía y se va. Lo primero es eterno, dura toda la vida.

Ser real, angustiarse, te hace bien a vos y le gusta a los demás. Eso quiere la gente. Seamos lo mejor que podamos y no nos escondamos. Eso definirá que persona somos y como vamos a ser en este mundo. Bien a pesar de las tentaciones de ser un carismático o engancharse con uno. Que son de «papel picado». Y se desarman ante la primer garúa.

Muestren sus sentimientos y necesidades. Como la tristeza, el miedo, la frustración, ira, desesperanza, culpa, celos, felicidad, humor, alegría, amor, esperanza, sorpresa, etc. De un modo sano y natural. Que eso encantará y enamorará. Y en la vida, seguro que nos va a ayudar.

CHARLAS SOBRE ADICCIONES EN CONCORDIA

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