La Oral Deportiva nació un 7 de noviembre de 1933, y es el programa decano de la radiofonía argentina. A lo largo de sus 90 años de enorme e histórica trayectoria, por la Oral Deportiva pasaron destacados periodistas. Fue creada por Edmundo Campagnale, luego conducida 35 años por el recordado José María Muñoz y seguida por destacados profesionales dedicados a esta especialidad
Como Enrique Macaya Márquez, Juan Carlos Morales, Néstor Ibarra, Osvaldo Caffarelli, Horacio García Blanco, Washington Rivera, Ulises Barrera, Juan José Lujambio, Dante Zavatarelli, Enzo Ardigó, Julio César Calvo, Jorge Bullrich, Walter Saavedra, Julio Ricardo, Fernando Niembro, Enrique Sacco y Ernesto Cherquis Bialo, entre otros.
Lo admitan o no, todos los programas deportivos de la radiofonía argentina que se precian de ser importantes son hijos o nietros de la Oral Deportiva. De ella tomaron sus dos características principales: la diversidad informativa y el debate cotidiano sobre los hechos más destacados del momento. Podrá haber hoy mayor perfección técnica en la salida al aire y un trabajo de producción muchísimo más sofisticado, pero la esencia es la misma, invariable, no hay nada nuevo. Todo se inventó hace mucho tiempo, en La Oral.
El oyente, acostumbrado a escuchar por radio a la “patria deportiva”, sabe, por ejemplo, que los grandes programas de fútbol se jactan de contar con un periodista dedicado casi con exclusividad a seguir día a día a determinado club. Sobre todo a los denominados “grandes”. Nada demasiado lejano de aquella premisa de La Oral en los tiempos de José María Muñoz, la de contar con “un cronista en cada cancha”.
Las polémicas sobre el fútbol nuestro de cada día son “la sal y la pimienta” de la radio dedicada al deporte. Al mediodía, al atardecer o por la noche, los opinadores desmenuzan la fecha del fútbol local, discuten sobre las características de tal o cual equipo, analizan el futuro de los jugadores más destacados y observan la marcha del fútbol en el mundo. Nada demasiado distinto a lo que ocurría con los inventores de esa polémica, los protagonistas de la “Mesa de café” de La Oral en su mejor época.
El libro “Días de Radio” identifica a la Oral Deportiva, no solo como la decana del periodismo deportivo nacional, sino “la más antigua del mundo”. Guarda en su memoria las voces de los más grandes periodistas de nuestra radio consagradas al deporte. Y los oyentes más memoriosos saben que en un momento funcionaba como única caja de resonancia de la información y el análisis deportivo en la radio.
En un momento, la Oral Deportiva era al dial lo que El Gráfico era para el periodismo escrito. Así como cada martes se esperaba la llegada de la nueva edición del histórico semanario de Editorial Atlántida, había que aguardar cada tarde hasta las 19 para que en la sintonía de Radio Rivadavia, hogar de toda la vida para la Oral, se actualizara la información del fútbol, que hasta ese momento parecía congelada. Los programas periodísticos de la mañana o de la tarde no tenían, como ahora, columnistas deportivos. De Boca, de River y del resto del fútbol se hablaba solo en la Oral.
La historia también registra algunas curiosidades. En un momento, Luis Sandrini llegó a formar parte del staff de la Oral. No era raro que Muñoz convocara a algún personaje del espectáculo porteño en su faceta más risueña para sazonar los debates futbolísticos con un poco de humor. Otra figura de la radio y del teatro porteño, Tomás Simari, también llegó a ocupar un asiento en la “Mesa de Café”.
En la Oral no solo había fútbol. Juan José Moro hablaba de tenis y se convirtió en corresponsal permanente por el mundo de las aventuras de Guillermo Vilas y sus continuadores. Rodolfo Civitarese comentaba golf, Mario Serafini acercaba las novedades del ajedrez y Julio Gonzalo Pertierra se ocupaba de toda clase de disciplinas ajenas al fútbol. También había básquet y, por supuesto, boxeo, con la influyente presencia de Caffarelli y García Blanco, una dupla excepcional. El automovilismo pasó también, hasta que consiguió con Carburando un espacio propio en Rivadavia.
Pero a menos que algún acontecimiento extraordinario, como por ejemplo una pelea por el título mundial de box protagonizada por un púgil argentino, los Juegos Olímpicos o un Panamericano, o las grandes hazañas del tenis modificara las prioridades, la Oral siempre arrancaba con el fútbol, seguía con el fútbol y dejaba para el final al resto de los deportes.
El periodismo deportivo en la Argentina no era cuestión de un reducido grupo de voces, sino de un esfuerzo colectivo amplio que le dio sentido a un despliegue que hoy se manifiesta en toda su plenitud. Las conexiones facilitadas en la actualidad gracias a la tecnología digital y a los celulares eran en el pasado mucho más complicadas y costosas. Había que prepararlas con mucha anticipación e invertir muchísimo dinero en algo que hoy resulta muy fácil: comunicarse desde la Argentina con el exterior.
Trabajar en “La oral…” era el sueño de todo periodista deportivo. Rivadavia era una máquina impresionante en cuanto a repercusión de audiencia, y además era muy bien remunerada. La Oral Deportiva es un eterno e inolvidable programa deportivo radial, que se alojó durante casi un siglo, en el corazón de todos los fanáticos del deporte. Hoy, homenaje a una grande, a «La Oral», la que «nos televisaba con sus palabras».
LA LEY DEL DEPORTE