Agustín Gauto (ahora 21-2, 15 KO) peleó a corazón abierto frente a Yafai (7-0, 5 KO) pero no le alcanzó. De hecho, ya en el primer round pareció que iba a ser una tarea sencilla para el británico medallista de oro en Tokio. No fue tan así.
Los rounds se acumulaban para Yafai (7-0, 5 nocáuts) mientras había preocupación al otro lado del ring. Se acabó el tiempo antes del inicio de la quinta ronda cuando el médico de primera fila examinó a Gauto. La secuencia fue seguida por una leve preocupación por parte del árbitro de que Gauto estaba recibiendo demasiado castigo. Eso era todo lo que el visitante argentino necesitaba escuchar.
Gauto cambió las cosas a lo grande en la quinta ronda. Yafai fue brevemente golpeado por una mano derecha que aterrizó sobre su guardia agujereada. Gauto repitió la secuencia más adelante en la ronda cuando Yafai quedó inmovilizado en una esquina.
El invicto contendiente en ascenso sufrió más adversidades en la sexta ronda. Un choque de cabezas dejó a Yafai con un corte sobre el ojo izquierdo. Estuvo en un mal lugar y sangró durante todo el resto de la pelea.
Con un tremendo coraje, ya pesar de haber recibido golpes durísimos, El Avión Gauto logró “hacerse chiquito”, como le pidió Rodrigo Calabrese, ante un hombre más rápido y alto, de buenos desplazamientos. Es más, logró meter algunos golpes abiertos de derecha y hasta hizo sentir sus golpes ante un Yafai que metió tremendos uppercuts, dañinos y de corto recorrido.
Caíz advirtió a la esquina de Gauto sobre posibles lesiones en los ojos y finalmente, con una tremenda andanada final de Yafai, decidió -con muy buen criterio- detener la ya desigual pelea en el octavo round. El inglés de origen yemenita retuvo su título Internacional mosca de WBC. Nada que reprocharle a Gauto, al contrario. Demostró su calidad, su capacidad de remontar por momentos la adversidad inicial y su corazón de guerrero.
Fue una noche llena de alternativas, con dos boxeadores argentinos que lucharon hasta el final, dejándolo todo en el ring. Se gana y se pierde. El tema es cómo se pierde. De pie como un guerrero Gauto, entero y tirando golpes Lemos. En los dos casos, sin reproche alguno y orgullosos de ser argentinos.
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