Un día me mandó un mensaje Evangelina Chamorro, una mujer que trabaja en salud y ha presenciado mis charlas. Me hablo como mamá, contándome que en la escuela de su hija, a todos los chicos los hacían hacer una pasantía. Para ir viendo como era trabajar en lo que decidieron estudiar. Y su hija, Iara, debía hacer en algún medio de comunicación, porque había elegido estudiar periodismo deportivo en Santa Fe. Y pensó en nosotros para que haga sus primeras experiencias, y tenga un «pantallazo» de cómo es la carrera.
Le dije: «Obvio, conta con nosotros, lo vamos a hacer». Que buena idea, ojalá hayamos podido en nuestra época tenerla. En la escuela es donde tienes que ir viendo lo que vas a hacer. Que «copado» que vayan buscando su zona de interés, percibiendo que los «enciende» y les gustaría hacer. Ya que solamente si te gusta lo que haces… la vas a «romper» y cosas buenas atraes.
En los colegios es donde van a ir perfilándose, y encontrando los caminos para trascender. La capacitación y el aprendizaje son imprescindibles, y un «simulacro» real les va a mitigar la ansiedad. Suma ir diluyendo los miedos atravesándolos, «mojando el pancito» para testear la profesión que seleccionamos, y para poder lograr trabajar, que es nuestra piedra fundamental.
Como para también, cuando estamos libres, hacer actividades recreativas, tener una familia, una casa, una linda ropa, comer rico, y conocer lugares distintos. Pero siempre eligiendo uno mismo el camino. Bienvenida Iara Almada a «La Ley del Deporte»:
«Soy Iara Almada, tengo 18 años, y juego al futbol en la primera división del club Libertad. Mi familia está compuesta por mi mamá, y cuatro hermanos, tres varones más grandes, y una mujer más chica. Mis padres son de San Agustín, pero yo nací y me crie en el barrio San Pantaleón, cerca del Hospital Masvernat. Fui a la escuela primaria Nuestra Señora de Itatí, donde iban mis hermanos, y de tarde hacía danza en el Instituto «Arte y Movimiento», desde los dos hasta los ocho, luego me fui a Orange Jazz de Teresita Miñones, que ya era una institución más exigente y entrenaba más. Me llevaba a todos lados mi mamá, con quien soy muy compinche, pegada, y aún lo sigo siendo».
«Con el instituto íbamos a competencias, para las cuales nos preparábamos durante mucho tiempo. Gracias a la danza me hice de muchas amigas, que en la actualidad sigo viendo. Con el pasar el tiempo fui haciendo distintos tipos de bailes y perfeccionándome. Conocí muchos lugares, competencias, usualmente hacíamos eventos en el Centro de Convenciones, y otros clubes. Hasta hemos ido a un festival muy grande en La Plata. Mi vida era así, de mañana era estar en la escuela, luego a casa y después de dormir la siesta, estar siempre bailando. Igualmente, me encantaba todo lo que sea fútbol. Miraba, jugaba en el barrio, quería un día poder probarme en un club y ver como me iba».
«Cuando empiezo la secundaria en Técnica 1, con una gran carga horaria de clases, porque de mañana tenía aula, a la tarde taller y cuando salía corría hacía danza, estaba todo el día afuera de casa siendo muy chica. A mitad del 2019 me sentía muy cansada, mi mamá me veía desmotivada… cuando consultamos a un médico, me diagnostico un pico de estrés y decidió que descansemos. Por eso me tomé un tiempo para poder estar bien, tenía que frenar y reever que quería hacer, para poder arrancar con todas «las pilas» de nuevo. Recuerdo que no me podía concentrar y me olvidaba de las cosas, y decidí dejar danza y luego cambiar de escuela. Extrañaba algo de danza, porque tenía a mi hermana que seguía, entonces cuando a veces la llevaba o algo, era como que me daba «cosa». Pero donde quería estar era dentro de una cancha de fútbol».
«Entonces empiezo futbol de cero, con muchos miedos, ya que no sabía si tenía capacidades para eso, o si me iba a ir bien. Me probé en el Club Real Concordia, que queda en San Lorenzo Oeste 570, me acuerdo de que fui con tres amigas. Estuve dos años ahí con compañeras que también recién arrancaban. Ahí siempre me enseñaron muchas cosas y me dieron la confianza que necesitaba para poder probarme, me re sirvió. Era muy personalizado, nos escuchaban mucho, nos enseñaban todo, no solamente a jugar, sino a tener disciplina, y compromiso. A no llegar tarde, no faltar, a ser respetuosa. No jugaban aún en la Liga, pero hacíamos muchos amistosos y como éramos pocas, el grupo era súper unido».
«En tercer año empiezo en Comercio 2 para poder tener más tiempo durante la tarde. En ese momento a nuestra profe del Real la citan para que asuma en Libertad y nos invita a probarnos, nosotras fuimos muy entusiasmadas porque es un club grande de la ciudad, juega en Liga e íbamos a poder competir contra otros equipos oficialmente. Me fue re bien, las chicas me trataron bárbaro, me hicieron sentir como en casa y decidí quedarme. La verdad que fue una gran etapa. Empiezo a entrenar en primera y por los horarios baje a la sub 17. Juego en inferiores, de numero 5 adelantada, distribuyendo y organizando, o de 10. El equipo tenía un buen nivel y nos llevábamos bien afuera de la cancha. Cuando me destacaba durante la semana, o el finde, me llamaban del plantel superior para jugar en primera. Debuto a los 16 años contra Victoria, para mí fue unos de mis grandes sueños y lo cumplí, así que estaba viviendo un momento inolvidable y mágico».
«El año pasado, en 5.º año, estuve postulada en las elecciones de reyes de mi escuela a reina. Fue una novedosa experiencia porque toda la preparación fue copada, tuvimos reuniones para conocernos entre todos, fuimos a la radio para que nos conozca la comunidad. Conocí otras candidatas de diferentes colegios. Eso era entretenido, yo lo hacía con muchas ganas porque era algo distinto y me permitió relacionarme con gente que pensé que nunca iba a hablar y conocer. Hicimos una sesión de fotos que salieron en las redes. El día de la elección desfilamos en la escuela, son de esas cosas lindas que uno puede disfrutar de chica».
«Hoy acabo de cumplir 18, actualmente de 7 a 12 hs voy a la escuela, más tarde duermo un rato la siesta, y me vengo a hacer la pasantía con vos de periodismo deportivo. De acá me voy al galpón a trabajar en la carroza que queda bien en frente de la escuela, eso está buenísimo, ya que cruzamos la calle y ya estamos. Del galpón directamente a entrenar a Libertad, que es de 20 a 22 hs. Me lleva mi mamá o me pasan a buscar unas compañeras que son adultas y ya pueden manejar».
«El fútbol femenino ha crecido mucho, hay hay cada día más jugadoras, que terminan probándose en Primera. Pero aún seguimos siendo, a veces, postergadas por nuestras propias instituciones. Cuando las canchas esta bien se reservan para los varones, y a nosotras no nos dejan ni pisarla. Nos mandan a la que esta más gastada. O, por decirte un ejemplo, al plantel de varones le dan toda la ropa y el equipamiento, y no pagan nada. Nosotras, no somamente que tenemos que pagar la cuota, que esta bien, sino que todas las cosas las tenemos que conseguir por nuestra propia cuenta».
«Con respecto al año que viene en Santa Fe, estoy un poco ansiosa y con expectativas. Ver cómo me va a ir en otra etapa de mi vida, supongo que voy a extrañar un montón mi casa, a mamá, a mis amigas, todo lo que veo todos los días. Y acá me dicen «levantate temprano, hace la tarea, no hagas esto, hace lo otro». En cambio allá es más la responsabilidad. Allá lo voy a tener que hacer sola sin que nadie me esté ayudando».
«Voy a buscar el equilibrio entre mi carrera y el deporte. No quiero perder el enfoque ni la concentración en ninguna, las dos cosas son muy importantes en mi vida. Y quiero seguir haciendo. Tengo una amiga que se va allá a estudiar abogacía, y que jugaba conmigo. Hablamos de probarnos en algún club e ir juntas. Yo voy a vivir con mi hermano, que ya está estudiando, así que no me voy a sentir sola, voy a estar acompañada».
«De las periodistas me gustan, «Lola» Del Carril que relata Premier, también «Sofi» Martínez. Ellas son las que yo sigo. «Lola» relata, y «Sofi» comenta más que nada. Creo que si, como decís, que es importante haber jugado. No es lo mismo haber sentido que cosas produce el fútbol, que sentimientos, pensamientos, emociones, desde adentro, cuando queres decir algo. Porque ya lo viviste en «carne propia». Y encima si sos comunicadora, vas a saber que palabras usar, que términos, para los que te van a escuchar. Acá en la radio estuve nerviosa la primera vez que los conocí, pero ahora no lo estoy, para nada, estoy más bien relajada».
Se dice que el tiempo es un «ladrón», que nos va robando cosas, nos va «afanando» la niñez, la adolescencia, la juventud, y muchos seres queridos que se han ido en el camino. Yo, gracias a este vínculo, a este encuentro con Iara, recordé aquellos años de barrio, de primario y secundario, andar en la calle haciendo mis actividades, el galpón, las carrozas, los clubes, amigos, y partidos. ¡Y mi gran sueño de ser periodista deportivo!
Entrevistar a Iara Almada fue como «espiar» por una ventana, y recordar cuando uno lo fue, con nostalgia, y alegría, pero también, y porque no, a veces con angustia y dolor. Cuando ella hablaba, me iba encontrando con mi pasado, pero con otra mirada de la realidad: una actual. Claro, ella es joven, fresca, radiante, y está creciendo y aprendiendo con ganas y respeto.
Muchas cosas han cambiado, pero no lo fundamental, eso nunca lo hará, el guion que se nos enseña: la necesidad de ir a la escuela para aprender sobre nuestro mundo, dejarse guiar por los profesores y compañeros, ir a la secundaria y disfrutar de la adolescencia. Siempre se aconsejara «hacer» buenos amigos, y tratarlos con respeto. Y por siempre también existirá el «mejor ir a la facu para encontrar el camino».
No hay que transgredir ese guion. Hay que escribir el de uno mismo, y es desde el corazón. En una película que vas escribiendo con tu pasión. Eternamente convendrá hacer lo que nos gusta y hace bien. Ella tiene todas las herramientas. Acepta las normas de las instituciones para poder interactuar, quiere aprender y jugar, razona con seguridad, expresa sus sentimientos, sabe cómo liberar la ansiedad, y se siente querida por su familia. Pero tiene su propio punto de vista y la vista en sus propios puntos.
La futbolista tiene una actitud de espera como para no herir sentimientos. Tratando de pensar y entender, aun sin haber empezado periodismo, ya va buscando la palabra más adecuada y construyendo su concepto «sobre la marcha». Ha sido sumamente positivo tenerla, ayudarla, y aprender y mucho de ella. El que deja de aprender queda atrapado en un «presente detenido», y eso es tremendamente negativo.
Sus formas puras de hablar y gesticular, más sus ganas y responsabilidad, la hacen una firme y notable candidata a que siga siendo jugadora de futbol y una excelente periodista. Papel y birome en mano, y anoten bien su nombre, porque será escuchada, mirada, y admirada. Se llama Iara Almada.
FEDERICO MULLER PARA «LA LEY DEL DEPORTE»