La Argentina sigue teniendo un campeón mundial de boxeo. Fernando “Pumita” Martínez se impuso al filipino Jade Bornea por knock-out en el round número 11 y retuvo la corona de los supermoscas de la Federación Internacional, en una pelea realizada en Minnesota, Estados Unidos.
Amplio favorito, Martínez acabó con el invicto del asiático de 28 años, que sumaba 18 triunfos y 12 KO. La pelea resultó mucho más compleja de lo esperado. Fue muy equilibrada hasta el séptimo round y Martínez, hasta allí, expuso una estrategia conservadora y con poco estallido. Intentando contraatacar con buen visteo y esquivos, atributos destacables, pero permitiendo que Bornea lo castigase en la larga distancia.
Cuando aceleró y pudo poner en la escena, “el estilo Martínez”, dinámico, agresivo y ofensivo, terminó con el match. Favorecido por un seria lesión sangrante en la oreja del retador que anímicamente empezó a relegar todo lo bueno que había hecho hasta esos momentos.
Martínez fue infalible cuando tuvo la oportunidad de definir el combate. Y ese es un mérito que no todos aprovechan. Sin embargo, no mostró continuidad ni certeza en sus combinaciones, como lo había hecho anteriormente ante el otro filipino, Ancajas, un púgil superior a Bornea.
Su cotejo fue el mejor de la noche y superó en calidad, variantes, técnicas y emoción a las dos restantes que conformaron la cartelera. Luis de Cubas (h), representante de la compañía PBC tendrá en las próximas horas una reunión con Rodrigo Calabrese, entrenador y hombre de confianza de Martínez, para tratar de negociar una renovación laboral. Ante la ausencia del santafecino Marcos “Chino” Maidana, manager principal que no pudo viajar por cuestiones personales, el director técnico declaro: “Veremos qué pasa. Escucharemos qué nos ofrecen. Ahora las cosas son distintas y Fernando ganó un prestigio que merece buenas bolsas y protección. Estamos abiertos a todo. Sobre todo de Japón nos están observando y pidiendo reuniones para negocios importantes. En lo personal, la gente de Manny Pacquiao, me ofreció entrenar a un par de púgiles filipinos bien clasificados. Es una opción. Todo salió bien en una noche que fue complicada hasta el quinto round. Los golpes al cuerpo de Bornea fueron un obstáculo difícil de sobrellevar”, dijo Calabrese.
Buena parte del éxito del argentino de 31 años se basó en un hecho puntual: en uno de sus ataques, el Pumita dañó una oreja del filipino hasta hacerla sangrar muy visiblemente, a tal punto que el líquido rojo manchó la lente de una cámara de televisión, y luego machacó sobre esa zona.
Martínez se convirtió en un especialista en derruir a púgiles filipinos: lo hizo ya en dos ocasiones con Jerwin Ancajas, en 2022, obteniendo y conservando su cetro, respectivamente, y ahora frente a Jade, cuyos triunfos sobre el marroquí Mohammed Abbadi y el mexicano Iván Meneses siguen siendo lo mejor de su carrera.
En esta ocasión el Pumita era favorito, por formación, experiencia internacional y presente deportivo. Había un paralelismo muy claro y favorable a él: Ancajas triplicaba en valía y poderío a Bornea.
Además, el argentino rompió con la tradición que los filipinos impusieron sobre los argentinos en el siglo XXI en los clásicos más trascendentes: Nonito Donaire, sin inmutarse, doblegó al chubutense Omar Narváez, en 2011, y el gran Manny Pacquiao demolió a Lucas Matthysse en 2018.
El ganador había modificado el último tramo en la preparación para la pelea, y se trasladó de su querido barrio de La Boca a las praderas de Kendall, en Florida, con un equipo dirigido por Rodrigo Calabrese que cuenta con el santafesino Marcos “Chino” Maidana como imagen y referente principal.
El nacido en Avellaneda consolida su imagen de campeón en una categoría ascendente y con una efervescencia mediática en la que se destacan quienes comparten la corona con él: Kazuto Ioka, de Japón (AMB), Junto Nakatami, también nipón (OMB) y Juan José Estrada, de México, titular del (CMB). Dirimir supremacías con ellos es un sueño dorado más que meritorio.