El invitado de hoy tiene una mirada centralizada en la prevencion, en el adicto, y en la posibilidad de su recuperación. A la vez conoce en profundidad la otra cara de la moneda: cómo funciona la distribución de las sustancias a pequeña y gran escala.
Escribió los libros No va más, que trata sobre la relación entre la política y los juegos de azar; 20×20 ¿Sin salida? donde analiza el desempeño de 20 Ministros de Seguridad de la GBA en un periodo de 20 años; Dársela en la pera, en coautoría, donde investiga la relación entre jóvenes y consumos problemáticos. Y su última publicación, Salió mal, que también cuenta con un documental, reúne testimonios de adictos en recuperación, información estadística sobre adicciones y narcotráfico, así como un anticipo del futuro que se viene en la materia.
Ese trabajo fue Declarado de Interés legislativo por la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires. En su sitio personal pone a disposición informes sobre temáticas relacionadas a adicciones y prevención, que bien valen el tiempo de lectura, porque son trabajos de investigación serios con datos estadísticos actualizados.
Encima ha sido Defensor del Pueblo Adjunto General de la Provincia de Buenos Aires y responsable del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría. Bienvenido Walter Martello:
«Cuando llegamos a la Defensoría, había una incipiente área de adicciones que se encargaba y se encarga de atender las situaciones de casos de vulneración de derechos provocada por alguna falencia del Estado o de instituciones privadas que no querían cubrir los tratamientos. Yo venía de trabajar en adicciones en etapas anteriores y nos parecía que teníamos que dar un paso más con centralidad en el adicto. No solamente garantizarle sus derechos en lo que tiene que ver con el recorrido de su posible recuperación, sino también generar un ámbito donde el derecho a la salud y a la vida tengan que ver con la posibilidad de generar campañas de prevención, y esas campañas de prevención basarlas en la construcción de evidencia, datos muy concretos que nosotros podíamos producir a partir del despliegue territorial que tiene la Defensoría y realizando convenios con distintos actores que trabajan en la misma temática o que les interesa».
«Lo que nosotros vimos en los últimos diez años es que no hay políticas pensadas como en otros países. Sin ir más lejos, Chile y Uruguay, que han logrado bajar los índices de consumo de sustancias, pensaron políticas a 10 años. En Argentina no hay un pensamiento de largo plazo que, desde esa centralidad que tiene que tener el adicto, empiece a diseñar cuál es el mejor recorrido para los consumos en relación a la sustancia o en aquellos casos de policonsumos. Y sentimos que, independientemente de a quién le toque gobernar, acá no lo hay».
«En realidad, si uno hace también un recorrido de los recursos que se destinaron en los últimos tiempos, lo que ve es una caída en la incidencia de los programas de adicciones respecto a los totales presupuestarios, por lo cual ahí hay una situación que a mi criterio debería establecerse por ley, para que justamente no se desfinancien».
«El nivel de adicción que existe hoy en nuestro país y el nivel de consumo debería propender a que cada vez se destinen más recursos y eso no está pasando, es al reves. Después también hay una cuestión que está vinculada a la educación, porque el sistema educativo no puede estar fuera de la capacitación, porque las escuelas son la puerta de entrada o la llamada de advertencia de muchísimas situaciones de consumo problemático en jóvenes».
«Prácticamente lo vemos en el trabajo nuestro todos los días, la mayor parte de las consultas provienen de directivos o docentes de establecimientos educativos que empiezan a notar situaciones, como la falta de rendimiento, de las que los propios padres son ajenos. Y tampoco tienen las herramientas para saber qué tienen que hacer o cómo atender alguna situación y en el caso que la misma sea traumática lo primero que se les ocurre a los docentes es llamar al sector de Salud».
«Y sabemos que muchas veces lo que se hace en las guardias de hospitales es compensarlos y no derivarlos, ahí termina su función. Y después empieza a tallar la situación de los padres que tampoco tienen las herramientas de conocimiento adecuadas de cómo resolver una situación tan compleja. La capacitación en términos escolares también va a ayudar a las tareas de prevención. Y ahí el Estado está en en demora».
«Fui participando en organismos internacionales que tratan el tema, y me vi cada vez más atrapado por la necesidad de encontrar soluciones. Y cuando llegué a la Defensoría, me encontré con que la falta de respuestas era pronunciada, con lo cual la prevención pasó a ser casi todo para nosotros en términos de pensar hacia adelante».
«Hicimos un libro que estuvo pensado para generar una reacción en lo que podrían ser los decisores políticos, pero queríamos que tenga testimonios personales para que le hablen a la política personas que están en recuperación o algunas que lamentablemente dieron su testimonio y después fallecieron. Buscamos que desde la crudeza del lenguaje y del relato se genere más empatía, pero a su vez entendíamos que el libro debía estar acompañado de datos empíricos y también de una mirada sobre qué es lo que estaría por venir, para que no nos encuentre en falsos debates o en el desconocimiento de nuevas formas de comercialización».
«Nos pasaba mucho que nos encontrábamos con funcionarios y les decíamos «mirá, hay un problema con la dark web y las sustancias», y lo primero que te preguntaban es qué es la dark web. Entonces, nos dimos cuenta de que había que dar testimonio que eso existe para darlo a conocer. Se generaron algunas cuestiones políticas importantes, hay bastantes proyectos presentados en la legislatura de Nación y Provincia, pero falta siempre ese paso final para generar cambios, sobre todo en lo relacionado a políticas preventivas que es a lo que más apunta el libro».
«Se presentaron proyectos de regulación de publicidad en tabaco y alcohol, de creación de organismos que tengan que ver con cuestiones vinculadas a la comercialización, hasta modificaciones en el Código Penal en lo que atañe a tener al adicto como centro y no que su problema se resuelva a partir de una sanción punitiva».
«Al adicto siempre las cosas le salen mal porque si no, no llegaría a esas condiciones. Por ahí hay que bucear mucho en su historia personal, en su contexto, para entender porqué le salen mal. Pero también al Estado las cosas le vienen saliendo bastante mal. Si vos comparás los niveles de consumo, año tras año Argentina está peor».
«Somos el primer país en consumo de alcohol en jóvenes en América Latina, el octavo del mundo en consumo de marihuana y el tercero en América en consumo de cocaína. A partir de estos indicadores, está claro que así como vamos estos datos muestran que salió mal. Tratemos de generar otro tipo de políticas que tengan que ver con la posibilidad de que las cosas nos salgan un poquito mejor».
«En la última década, el éxtasis creció en nuestro país casi un 128%. En las ciudades donde más crece tiene que ver con el ingreso de sustancias desde el exterior: Mar del Plata, San Nicolás, ciudades que tienen puerto. Lo que vamos viendo día a día es que en todos los países del mundo el fenómeno crece. Y ahí sí el fenómeno es más complejo porque son todas sustancias que se pueden estirar, cortar, con distintos elementos que se pueden hacer en tu propio dormitorio».
«Entonces la persecución del delito es más difícil y a su vez la distribución es más fácil. Se desarrolla de forma muy simple, con un delivery hecho a través de redes sociales. Hoy entregar 10 pastillas prácticamente las podés llevar en cualquier lado sin tener ningún riesgo de que te detengan. Y en muchos casos se distribuyen por correo porque los propios escáners no están preparados para detectarlas».
«Conocemos un caso donde la distribución se hacía a través de una de las empresas de correo más grandes. Y hoy por hoy los pibes te lo dicen que piden delivery de marihuana o cocaína por Instagram, y ya ni tienen que salir. Y a partir de que se desarrolló todo el boom de las criptomonedas, se convirtió en una forma de pago que no deja rastro y es más común de lo que todos nosotros pensamos».
«Lo fundamental es poner la centralidad en el adicto, pero que esa mirada del nuevo paradigma sea también de la sociedad. Allí donde hay un adicto, no hay solamente una cuestión vinculada al Código Penal. Existe una mirada de la sociedad argentina que es muy así. Y entender que obviamente hay que sostener la lucha contra la oferta pero que si vos bajás la demanda automáticamente bajaría la oferta. Entonces este trabajo de la mirada en el adicto, la prevención y bajar la demanda, también es una forma propositiva no de erradicar las sustancias, pero sí de bajar los niveles de consumo».
«El claro ejemplo de que se puede hacer es el tabaco. Cuando se sancionaron restricciones a la comercialización y a la publicidad, dio resultado. De hecho recién ahora las tabacaleras están intentando volver al público joven. Vos me dirás «pero el tabaco es una sustancia legal y no genera convivencia con la policía ni con el sistema judicial ni con la política», pero me parece que si seguimos tomando esta cuestión efectista de «se allanó tal lugar y se encontró tal cantidad» y no pensamos quiénes consumían y cómo los ayudamos, qué dispositivos tenemos a mano para cortar esa cadena, nos la vamos a pasar derribando bunkers que se regeneran automáticamente en la misma semana y no vamos a resolver el problema».
«Y mientras tanto hay cientos de vidas arruinadas. Hay que mirar ahí: la demanda, la prevención y obviamente establecer una política de largo plazo, que no sea una política de gobierno sino una política de Estado. Y que se genere un criterio que tenga como meta bajar los índices del consumo, y a partir de la comprobación fáctica de que eso va ocurriendo, ir ajustando la misma».
«Pero no que suceda esto de que un Gobierno mira determinada tendencia, llega el otro y destruye todo, vienen el que sigue y hace lo mismo. Si mantenemos la mirada en el adicto, va a ayudar a que esa política de Estado sea permanente y perdurable. Si lo seguimos mirando desde el punto de vista de los allanamientos, por ese camino el mundo ya demostró que no es. Poder sostener el programa de prevención en el tiempo también ayuda a difundir un nuevo conocimiento para todos aquellos que están desesperados por poder salvar a su hijo, a un hermano o a un familiar».