Este domingo se llevó a cabo uno de los triatlones más importantes del calendario mundial, «The Championship 2024», en Samorín, Eslovaquia. A 25 kilómetros de la capital Bratislava. La competencia, que atrajo a varios campeones del mundo y nuevas figuras de la disciplina, contó con la participación del concordiense Mateo Orlandini, quien representó a la Argentina en este exigente evento de media distancia.
En un entorno pintoresco y con condiciones climáticas favorables, «El Profe» compitió logrando completar los 1900 metros de natación, 90 kilómetros de ciclismo y 21 kilómetros de pedestrismo en un tiempo de 4 horas y 59 minutos. «Carrera lenta», como se dice cuando los tiempos en general no fueron los mejores.
Viernes horrible, sábado mejor, y domingo épico. A las 8:30 largaron los profesionales varones, 8:35 las mujeres, y Mateo puso el motor en marcha a las 9:50, con un agua a 15 grados. Hubo tipos que se pusieron hasta gorras de neopreno, porque estaba «fresca la bocha».
Mateo nadó bien, a buen ritmo, y cómodo. Sin gastarse pudo hacer un tiempo de 29′ en un canal que se usa para canotaje y remo. Porque todo se hizo dentro de un gran predio, el Centro de Entrenamiento Olímpico de Eslovaquia. Había pistas de equitación con tribunas, piletas de 25 y 50 metros techadas y también con gradas, pista de atletismo, canchas de futbol, estadios de básquet, hoteles cinco estrellas, era Disneylandia para un atleta.
Transición larga, hubo que correr y tratar de estabilizarse para montar la nave en buenas condiciones. En la bici siguió firme, a buena velocidad, importante promedio y seguro que estaba haciendo una gran carrera. Viento favorable que los hizo volar hasta él retome, donde tuvieron que girar y hacer los 45 k de vuelta y con el viento de frente y cruzado. Ahí empezó la real batalla. «Bienvenido a la guerra», como dicen en el boxeo. Empezó a hacer fuerza de a poco, a empujar, e intensificar sin «detonar». Hizo un buen ciclismo en un global, que es su especialidad. Si bien es bastante parejo, se puede decir que lo que más le gusta y mejor hace es pedalear.
El pedestrismo fue áspero para todos. Los tiempos se cayeron «a pedazos» porque era dentro de todo ese centro de alto rendimiento, sobre asfalto, tierra, polvo, y pasto. Para verlo era fantástico, me dijo mi «corresponsal exclusivo». Te subías a una tribuna y no se te escapaba «ni una». Pero para correrlo fue desgastante y lento. Con muchos retomes. Hasta los 10 k el de Nikaia Gym se movió con normalidad, dándole duro y parejo, con suficientemente buenas sensaciones. Hasta que el terreno complicado le empezó a vaciar «la barra de energías», a sentir la fatiga, una molestia en el tendón, que lo agotaron. Se llegó, fue buena carrera, aunque se terminó sufriendo y «cortando clavos», pero tarea cumplía. Se logró lo que se buscó. Que fue dar lo mejor.
Y, no olvidar, además de viajar a Europa con amigos, afianzar las relaciones, y unir lazos. Las vivencias con los pibes luego siempre se recrean una y otra vez. Las divertidas y las desdichas. Estás acompañado todo el viaje, te servís de las habilidades del otro, y al revés. Y las comidas, y salidas se te hacen más entretenidas. Hablan «tu mismo idioma». Y son gente que registran que lo acontecido, fue realmente vivido…
Mate consiguió andar bien en general, experimentar, «tutearse» con «la crema de la crema» mundial, y ahora le toca hacerle el aguante a su alumno: Claudio «El Cordobés» Acuña Patiño. Que corre este finde en Austria. Con bici y cuerpo nuevo. Pero con su espíritu viejo. El de siempre, que es su «marca registrada», lo que lo destaca, y que le ha permitido llegar en carreras bravas y ásperas.
FEDERICO MULLER