En el vaivén de la vida moderna, pasamos por alto los tesoros que residen en las historias de los más grandes. Son los guardianes de nuestras tradiciones, los pilares sobre los que se erige nuestro pasado. La conexión con los adultos me fortalece mi identidad. Su experiencia de vida, les permite contar las antiguas anécdotas familiares, comerciales, policiales, económicas, aspectos que contribuyen a que los «más menores» adquiramos un sentido de pertenencia. Y sepamos como eran las cosas antes.
A través del relato del invitado de hoy, me transporto a épocas pasadas llenas de aventuras, desafíos y triunfos. Escucharlo revisar en el «espejo retrovisor», es como abrir un libro de cuentos donde se narran las epopeyas de una época, las desventuras, los grandes nombres, los pocos deseados, y las historias de nuestras familias. Cada anécdota, cada recuerdo, es un hilo que va tejiendo la tela de nuestra identidad. En este caso la de Concordia.
Puedo aprender, a través de él, desde recetas ancestrales, hasta rituales festivos, pasando por gobiernos, modas, o secretos familiares transmitidos de generación en generación. Él preserva los viejos valores y costumbres, que dan forma a nuestra comunidad. Me enseña, con sabiduría, la herencia cultural de su familia, de Concordia, y un panorama de la Argentina. Bienvenido don Carlos Bonetta, un grande, un placerazo hablar y aprender mucho de vos, a «La Ley del Deporte»:
«Hola querido, como andas, Que andas haciendo (se ríe). Yo arranqué a trabajar a los 12 años, con mi papá, en la Vidriería. El me llevaba y me enseñaba. Y yo arreglaba, cortaba, pegaba, e instalaba. Hacía los mandados, lo que sea. De a poco fui aprendiendo a ver como era, y a hacer, «afilando la máquina». Luego él tiene un problema de salud y puso una Librería, y me fui con él. Hasta que un día retomamos el oficio de vidriero y nunca más lo dejamos».
«Me recibí acá en frente, en la Capuchinos de Perito Mercantil, por eso fui Profesor de Mecanografía en la Técnica 2, de Tecnología, unos años de Filosofía, porque estudie en el Instituto de Profesorados, Doctrina Religiosa en San Jose, y Celador en la Agro técnica. Estuve casi cuarenta años en la docencia. Mary, mi mujer, dio clases de Geografía y Ciencias Sociales, término de Rectora en la Comercio 1. En aquel entonces había un gran nivel de los profesores, culturalmente muy formados (cuenta anécdotas de viejos maestros hablando en diferentes idiomas)».
«Hace 85 años, que existe Bonetta Vidrios, sigue siendo una empresa familiar en cristales de Concordia y también en zonas aledañas. Primero era Batistela Bonetta, fundada por mi abuelo, Carlos Antonio Bonetta y por Batistela. Luego la siguió mi viejo, con mi mamá, Dominga, que era modista. Y vigilaba todo desde un rincón mientras cosía, tejía, cortaba y confeccionaba para acá, la zona, y hasta en Uruguay. Así que tenemos toda una vida en esto (yo le pregunto y habla, sin saber, quizás, que pienso escribir eso)».
«Ahora la llevamos adelante nosotros, con la ayuda de Mary, mi mujer, y mis dos hijos Andrés y Matías. Ya es la cuarta generación de vidrieros. En cualquier momento se suma la quinta, con un nieto (se ríe). Ofrecemos productos de calidad con un buen servicio, siempre tratando de satisfacer las necesidades y demandas de los clientes».
«Son muchas décadas de trayectoria en la industria del vidrio. Ya somos, tras tanto tiempo, como una institución. Una marca con muchos años de trabajo. Además de la calidad, tienes que estar encima, ser responsable, claro, asesorar a tu cliente en lo que necesita, presupuestar bien. Así te siguen eligiendo, vuelve, sabe que se lo vas a hacer bien al trabajo. Las entregas, tan en tiempo y forma, como sean posibles. Uno trata de cumplir con los plazos, y con los presupuestos que damos, que son sin cargo (habla bien luego de pensar, es interesante y gran colocador de buenas palabras sobre la marcha, quizás gracias a su vida en la docencia y en las escuelas)».
«Tanto en la fábrica como en el comercio, tenemos profesionales con experiencia en la producción, y en la colocación. Todo hecho a medida hasta que vos estés satisfecho. Acá vas a encontrar espejos, mamparas de baño, laminados, doble vidriado hermético, frentes templados, vitrales artesanales, cristales templados, y vidrios en general».
«Tenemos una fábrica de aberturas de aluminio y una de doble vidriado hermético. La fábrica Bonetta Vidrios esta en Avenida Presidente Illía 554 (Villa Jardín) en Concordia, donde está Matías y los otros empleados. Acá estamos más Andrés y yo (uno mira de reojo a los costados y ve vidrios de todo tipo y para todo, además del diario El Heraldo, y la radio LT 15 sonando, obviamente que herramientas, es una foto de la añorada clase trabajadora argentina, casi una «placa» de mi abuelo Loredano)».
«Y Bonetta Vidrios, como todos saben, está acá en Calle 25 de mayo 861 y Güemes. Pasando el gimnasio Capuchinos. Al lado de donde vive mi Tía, un día la vamos a ir a ver para que te cuente más de la historia de todo esto (él me habla de viejos compañero, amigos, periodistas, locutores, gestiones, dirigentes, es la historia misma y bien contada de nuestra Concordia)».
«Pueden llamar al Teléfono (0345) 421-4801. O escribir al mail: bonettavidrios@gmail.com. O venir acá, yo estoy siempre trabajando, ¿cuándo no me encontraste? Por ahora… firme para variar, ¡Alguien tiene que laburar! (risas)».
Su experiencia me brinda perspectiva, recordándome de dónde venimos. Cada conversación con él es un viaje al pasado, una oportunidad para comprender las raíces. El tiempo compartido con don Carlos adquiere un valor inestimable. En su presencia, me siento arraigado, protegido por el abrazo cálido de la historia de los medios de comunicación que se la sabe bien, de su antigüedad laboral, y su historia familiar. Es un libro fantástico. Pasar a escucharlo es estar con un Felipe Piña, pero que presencio los hechos que cuenta.
Honra y preserva nuestras tradiciones, compartiendo datos, números, transacciones, operaciones comerciales… Enriqueciéndome en cada momento que pasamos juntos cuando lo visito. Una vez por mes le caigo a cobrarle la publi y le pregunto de todo, para saber de todo. Tengo que aprovechar, quiero que me cuente mucho. Ávido de saber de donde venimos, quienes somos, con esa memoria de elefante, y esa picardía que le dio la calle.
No ha perdido la memoria, recuerda, retiene y se concentra en cada cosa que le pregunto. Labura todos los días en Bonetta Vidrios, es su gran «columna vertebral». Hace presupuestos, pedidos, asesoramiento, ventas, postventa, se las «sabe lunga». Ni le asoma el retroceso cognitivo. Como lo usa y lo ejercita, su cerebro vive activo y efectivo. Carlos Bonetta está aún muy bien, y por eso es imperdible para mí escucharlo. Y, sin que se dé cuenta, entrevistarlo…
FEDERICO «LOBO» MULLER