Hace unos tres años, en la prepandemia, irrumpió en el triatlón concordiense una mujer que yo no sabía de donde venía, ni que hacía. Era adulta, atlética, y competía por los primeros lugares, pero nunca la había visto. Hasta se adjudicó el circuito de Duatlon Jeep Costa del Río Uruguay. Hizo unos muy buenos triatlones y se quedó con las ganas del Half, cuando el día antes de la competencia, se suspendió…
Su ficha decía que era de Concordia. ¿De donde salió? ¿Donde entrena? ¿Quien era? Tampoco parecía hablar mucho con los otros corredores ni exponer su vida en redes. Es evidente que prefiere no llamar mucho la atención. Hace lo que le gusta y elige. No muestra su personalidad o sus lados fuertes. Entrena sola, en silencio, y para ella.
Hoy develamos este enigma. Aprendimos que hay detrás de esta aplicada y determinada ultra maratonista y nutricionista de Concordia. Una deportista que ama lo que hace, que le permite seguir enfocada y mejorando. De allí surgen sus cualidades para desarrollar exitosamente sus proyectos personales y profesionales. Esta es su inspiradora historia. Bienvenida Nelsa María Valenzuela a «La Ley del Deporte»:
«Hola, Fede, como estás. Yo vengo de una familia muy pequeña. Vivimos toda la vida en el barrio La Cantera. Mi mamá, que ya tiene 84 años, y tres tías, dos en Concordia y una en Federal, y algunos primos. Mamá fue docente de primaria en la escuela Número 8 de Villa Zorraquin y hoy está jubilada. Y por el lado de mi papá, el era único hijo, y falleció en el 2020, era médico pediatra. Pero fue una persona super inquieta, que además hizo carrera de piloto civil y comercial, y ya de grande había empezado a estudiar abogacía. Trabajaba mucho, y siempre se acuerdan los pacientes de lo buena persona que fue, eso ante todo, y como profesional también. Otro pilar fue mi abuela materna, Nelsa, que compartimos juntas momentos hermosos que los recordaré siempre. Falleció en el 2018, año en que corrí mi primer Medio Iron Man, y fue dedicado a ella».
«Hice jardín y la primaria en Capuchinos, después en secundaria me cambié a Comercio 1 porque iba a ir una amiga con quien hacíamos todas las cosas juntas. Fui abanderada en primaria y en secundaria, muy aplicada, estudiosa, y de tener altas notas. Venía de una mama maestra, que me inculcaba mucho ser una alumna responsable, estudiaba muchísimo, todo muy excelente, era como demasiado, una exageración. Y como hobby me gustaba mucho la danza, pero más que eso nada. Solo tenía actividades de estudiar, como computación, e inglés. El único contacto con el deporte era el vóley en la escuela, pero como una actividad dentro del sistema educativo, nada por afuera como puede ser un club. Nadie en mi familia era deportista, ni tampoco me lo inculcaban, ni yo pedía eso».
«Casi no salía de chica. Era estudiar y estudiar. Mi mamá era súper dominante, decía que salir era perder el tiempo. Los findes estaba con mi abuela o con mis primos. Mi deporte era estudiar. Por eso en la secundaria me fui apagando un poco por esa vida de tantas responsabilidades».
«A los 18 años me fui a estudiar a Córdoba. Tenía mis primos allá, así que el desarraigo sería un poco más llevadero. Siempre tuve una inclinación por la salud y lo humano. Nutrición era una carrera que estaba en auge, me pareció interesante el programa de estudios. Durante quinto año me preparé para el examen de ingreso a la Licenciatura en Nutrición en la Universidad Nacional de Córdoba. Me fue super bien en el curso de ingreso que lo prepare en mi quinto y último año del colegio, y la pude hacer en tiempo y forma, pero no hacía deportes, solo hice algo de gimnasia aeróbica y localizada en un gimnasio, que era lo que funcionaba en ese momento, pero como para relajarme, mover el cuerpo, y bajar el estrés de tantos parciales y finales».
«Cuando empecé tenía 23 años, eran cinco kilómetros, me costo mucho, la pase mal, tenía que parar, lo hacía con muy malas sensaciones, hoy muchos compañeros se acuerdan de mis primeras anecdóticas experiencias en el running y nos reímos de aquellos inicios. Pero dije «esto me re gusta», prepararme, el grupo de corredores, la carrera, y todo. Enseguida me enganché, es mi primer amor, lo que realmente me apasiona. Es como que mi vida realmente empezó cuando arranque a correr. Agradezco a la vida, tras recibirme necesitaba conectarme conmigo misma, empezar a moverme e ir buscando mi propio camino personal».
«Luego comienzo con distancias un poco más largas, de aventura, trail, por las montañas, senderos, monte. Córdoba tiene eso de que la naturaleza se presta para ese tipo de carreras increíbles. En el 2009 hice mis primeros 42 kilómetros en el sur, en Villa La Angostura. Me enamoré, mi corazón y mi pasión quedaron fuertemente ligados a esos lugares, y a ese tipo de vida. Bajando el Cerro Bayo me desconcentré y me esguince el tobillo, aunque seguí y pude terminar, fue tremendamente difícil».
«En el 2010 me fui a vivir a Buenos Aires, hice un postgrado en Nutrición Deportiva. Y estoy diplomada en alimentación vegetariana y vegana. Ese año corrí la maratón de Buenos Aires en tres horas y veinticinco minutos. Me gustan las distancias largas. Al otro hice la Ultra Montaña en Salta, que fueron 50 kilómetros».
«En el 2012 setenta y tres kilómetros en la Patagonia, en San Martín de los Andes. Ese año se enfermó mi mamá. Me volví, estuve encima de eso, ayudando, la operaron en Puigari, estaba estresada, tensionada, corría, pero porque me hacía bien».
«El pedestrismo me da claridad mental para tomar decisiones y ver las cosas de otra manera. La ultra maratón me enseña a persistir, a seguir peleándola, a superarme, pase lo que pase. En 2013 hice el Cruce de Los Andes desde Pucón, fueron 100 kilómetros en tres etapas, además de la Maratón de Río de Janeiro, que me fue re bien, muchas subidas, gran colorido, en un lugar maravilloso».
«En el 2014 hice muy poco, ya que con el afán de correr mucho me lesione mal, me cebe. Me agarro periostitis, tuve una micro fractura en la tibia, era muy doloroso y me costo recuperarme. En el 2015 gane mis primeros 42 kilómetros en Patagonia Run. Me sentí super feliz porque fue una de las primeras veces que gane una general. No lo podía creer. Aparte estaba enamorada del lugar, de las montañas, de la asistencia, super flasheada, y eso me permitió volver a correr el próximo año, porque como ganadora fui invitada».
«En el 2016 hice una ultra maratón en pista de 1000 metros de 6 horas, mi entrenador iba, siempre me gusto correr mucho tiempo, carreras de «largo aliento». El me dijo bueno, pero corre tranqui porque en breve corremos Patagonia Run. Mis compañeros me decían vos estás loca, como vas a hacer eso. Eran seis horas y el que sumaba más distancia ganaba. Hice un poco más de setenta kilómetros. Gane, con récord nacional, sin tener experiencia, fue genial y me gusto mucho. Siempre quise volver a hacerla, pero el deporte me llevo para otros lados, y todo no se puede hacer».
«Al año siguiente me propuse correr mi primera carrera de 100 kilómetros. También me quedé con la general. Me iban incentivando los buenos resultados. A pesar de estar en Buenos Aires y no tener montañas para entrenar con desnivel».
«En el 2017 hice 145 kilómetros en Patagonia Run. Le iban sumando distancias, hasta llegar a las 100 millas, que es la distancia máxima. Estuve más de 24 horas corriendo, pase por miles de emociones y estados de ánimo, estados mentales, pensamientos, todos los que un ser humano puede llegar a tener. Ahí quede cuarta en la general».
«Al año siguiente volví, hice una preparación dura, recuerdo que viaje a hacer pretemporada a Tandil, a Córdoba, ya que en Buenos Aires era muy complicado, mejor dicho imposible porque es llano y está casi toda asfaltada. Corrí 162 kilómetros, sin parar, durante 27 horas y media. Quede quinta en la general. Había mucho nivel, con atletas de Brasil, Chile, Estados Unidos… Es una carrera que tengo siempre presente, me sentí feliz por el logro y todo lo que estaba viviendo».
«Y bueno, había juntado puntos para «la carrera más mítica y más prestigiosa del mundo». Para dar la vuelta al Mont-Blanc cruzando Italia, Suiza y Francia. Una carrera que ha sabido trascender como una prueba icónica, y es mundialmente reconocida.»Estaban los mejores de los mejores, el lugar era mágico, empezaba otro sueño. En la cima del trail mundial. Eran 110 kilómetros con 6060 de desnivel. Eran montañas de verdad, majestuosas, monstruosas, una carrera super desafiante por lo técnico del recorrido».
«Se larga de Italia, pasa por Suiza, y termina en Francia. La carrera es increíble, los atletas, me sentía en Disney, con corredores qué super admiraba, fue un sueño total. Complete esa distancia en 17 horas y 20 minutos. Llegue a las 2 de la mañana. Todos mis compañeros aun esperándome. Lo cuento y se me salen las lágrimas. Viviendo una sensación única, tras bancarme todo, sacar pasaje en 200 mil cuotas, juntar de a poquito los pesos para poder parar allá, puse todo de mí. Pasar esa meta condensaba muchas cosas vividas».
«Fui 13 en la general femenina y 1 de las latinoamericanas. Super conforme. Feliz de estar ahí en un lugar paradisiaco. Fue una gran experiencia, la mejor de mi carrera de montaña».
«El 2018 fue mi mejor año a nivel deportivo. Yo ya venía con ganas de empezar triatlón, que me llamaba la atención, y para cambiar un poco la dinámica, darle respiro a mi cuerpo, ya que el pedestrismo es un deporte de impacto, y quería nadar y pedalear. Junte plata de a poquito, en mi viaje a Francia, que fue una odisea y me compre mi bicicleta».
«Lo logré el 20 de octubre del 2018, en el olímpico de Palermo. Fue todo re temprano, colgar la bici, organizar la transición, muchas cosas, tenía poca experiencia… Para mí correr es muy sencillo, me pongo las zapatillas y listo… Me costo la nadada, mucha gente, alguien me paso por arriba y me pego fuerte, quede rezongando, pero luego zafe, agarre la bici y me sentí con fuerza, tengo una buena base aeróbica, pude fluir y encontrar mi ritmo, y cuando me puse las zapatillas «chau», pasé mucha gente, es lo mío. Termine tercera en la general y primera en mi categoría».
«Corrí mi primer Half en el Nordelta, re lindo, me generaba muchas expectativas, no es corta, es una carrera para respetar. El día del debut fue increíble, se me pasaron mil cosas por la cabeza, miles de distracciones. En la primera transición estuve cinco minutos buscando la bici, no la podía encontrar. Me olvidé las gafas, salí sin anteojos a pedalear, era re peligroso, muchos corredores, uno dobla una curva abierto y me saca para afuera, pego contra el cordón, me caigo, y me raspo toda. Encima se me salió la cadena…».
«Me dije, chau, se me terminó la carrera, si nunca puse una cadena en mi vida, entre en pánico… Ahí me acordé de que mi abuela, quien había fallecido hacía dos meses y por ella corría cada metro de la competencia, que me enseño. Y me dijo: ¿»No te acordás «Nelsita», que te enseñe a poner una cadena en la bicicleta, debías darla vuelta y calzarla así, y luego girabas el pedal? Cuando lo hice dije «acá no aflojo», ella estaría alentando, pero aún me faltaban veinte kilómetros de ciclismo».
«Cuando me baje de la bici, me puse las zapatillas, arranque bien, sólida, fuerte, pase a muchos corredores y termine super. Crucé la meta en 4 h 52 minutos, para ser mi primer Half… muy bien. Cuarta en mi categoría y obtuve un pase a Niza, donde ese año se hacía el mundial, pero no estaba en mis planes, ni a mi alcance, así que deje mi cupo vacante. Ese fue mi accidentado debut, que pese a los inconvenientes lo super disfrute».
«Después hice un olímpicos en Chascomús, empecé a nadar en aguas abiertas, que lo disfruto, me relaja, el contacto con el agua y la naturaleza, son mimos. En 2019 hice otro olímpico en Mar del Plata, que me fue bien. Y volví a correr Patagonia Run. Iba a ir un tría extremo, en Chile, allá en el sur, en pleno invierno, pero era una logística que requería mucho dinero y no lo podía afrontar, al final no pude ir. Corrí los 42 de Buenos Aires en 3 horas y 1 minuto, que fue mi mejor tiempo en la distancia».
«Luego vino la Pandemia, yo quede atrapada en Buenos Aires, falleció mi papá y no pude despedirlo. Fue un episodio que me marco mucho. Estuve encerrada sin poder moverme, sin salir, me sentí mal, meses que parecieron años, sin el deporte que me ayudaba a estar mejor y superarme, el dolor no me pasaba más, estaba deprimida, angustiada… Decidí volver a Concordia, necesitaba algo de paz, de naturaleza, estar cerca de mi mamá y mis tías para recomponerme».
«Vos me preguntabas por mi alimentación, me fui orientando a una dieta basada en vegetales, no solo frutas y verduras, sino que también legumbres, cereales, semillas, frutos secos. También como huevos de campo y queso. Selecciono la mejor calidad posible, lo más cercano a la tierra, a lo natural y genuino. Alimentación limpia, con suplementación deportiva»
«Esto me mantiene en el tiempo, ya que no soy tan joven, tengo 40 años. Para poder seguir, no lesionarme, recuperarme, e ir buscando el equilibrio. Esta es mi filosofía de vida que la quiero hacer mucho tiempo más. No es algo que tenga un final, la idea es hacer deportes siempre, de la forma que fuera».
«La nutrición es un capítulo aparte, me recibí hace 16 años, un largo camino de aprendizaje, formarme de nuevo, cuestionarme muchas cosas, ir buscándole el enfoque, como tratar a los pacientes con un enfoque integral y funcional, que lo vean como un todo y no solamente en bajar de peso. El bajar de peso ha sido un fracaso total, las restricciones y el conteo de calorías ha generado mucho estrés, cortisol, que es lo que nos inflama».
«El enfoque con que trabajo es funcional, integrativo, no centrado en el peso, sino en la alimentación como herramienta fundamental para promover la salud, prevenir desequilibrios y mejorar la calidad de vida. Utilizando como pilar una alimentación antiinflamatoria, con alimentos y nutrientes funcionales, modulación de la microbiota intestinal, suplementación nutricional personalizada y cambios en el estilo de vida, siempre teniendo en cuenta la bio individualidad, ya que cada persona tiene una historia y necesidades únicas».
«En Concordia gane los 21 K del lago de Salto Grande, nunca había tenido la oportunidad de ganar una carrera acá, que se corra por el lago, y a eso se le sumaba estar acompañada por mi familia, que fue impagable. Para mí fue muy bueno todo. Y también llegué primera en los 10 k del Diario El Heraldo. Este verano corrí la Maratón de Reyes, me fue muy bien, hice 38 minutos y 48 segundos, pude conectarme con el público de acá, que no me conoce, con muy buen nivel de corredoras. Gane la Maratón de la Mujer, y obtuve los 21 kilómetros de News Balance».
«Entrene en el equipo de Daniel Simbron varios años cuando vivía en Buenos Aires. Desde principios del 2022 entreno con plan a distancia con Fernando Díaz Sánchez. Hemos tenido muy buenos resultados en el circuito New Balance, un primer puesto en los 21k de Buenos Aires y segundo en los 15 k de Córdoba y en los 30 k de Buenos Aires, hace menos de una semana».
«Fer» es un gran entrenador, confío plenamente en el, además de planificar, sabe guiarme y acompañarme cuando el entreno se hace cuesta arriba. El objetivo es bajar las 3 horas en los 42 km de calle en septiembre en Buenos Aires. Entrenar a distancia y en soledad para esta distancia requiere de una gran disciplina, y compromiso».
«Me gustaría volver al tría, me cuesta coordinar las tres cosas, el equipamiento, los horarios, muchos números, y a mí me gusta más entrenar libremente, en la naturaleza, por sensaciones, no soy obsesiva con los números, cadencias, potencias, y todo eso. Nadar me gusta, si pudiera dedicarme mejoraría mucho. Y obviamente que en un futuro me gustaría correr un full Iron Man».
«Las mejores cosas de la vida, que no son cosas, son experiencias, son momentos, emociones, que todas no se puede explicar, se disfrutan con el alma y el corazón, me las da el deporte. Además de salud, vitalidad, energía, y bienestar».
«El deporte me ayudo a ser mejor persona en muchos aspectos. Descubrir de que era capaz de hacer cosas que no imaginaba, superar mis límites, ir más allá, me hizo más fuerte, en muchos momentos duros de mi vida. Correr fue esa medicina mágica que me curaba la tristeza, me hacía sentir mejor, con ganas, y seguir con fuerzas hacia adelante».
«Me dio la posibilidad de conocer lugares y personas increíbles. En mi equipo, cuando viajo, lo primero que hago es poner mis zapatillas, me gusta salir, mirar, correr. Y la verdad es que estoy agradecida por el deporte, por todo lo que me dio y me sigue dando«.
«Cuando hago las cosas las hago de corazón. Le pongo lo mejor de mí. Me alegro de que te haya gustado y que me haya salido bien, jajaja, te agradezco mucho por esto, Fede, cualquier cosa que necesites me avisas».
Como individuos planificamos, definimos nuestros objetivos, y así diseñamos el «paso a paso» de la vida. Pero muchos, humanos al fin, «despistan» de tanto en tanto. No todos forjan ese carácter puro y duro de Nelsa, con su nivel de concentración, disciplina, compromiso, autocontrol, y mente enfocada… En definitiva, su sólida personalidad, que no deja «librado al azar» aspectos deteminantes de un deportista, la separan del resto. Ella es una atleta que obedece felizmente al método de trabajo y a su filosofía de vida, que como dijo, tiene un camino, un proceso, pero no un final.
Acá paso una «Sarmiento de la Nutrición y del Entrenamiento», con constancia en el hacer, y apego por las emociones y la vida sana. Y que por eso tiene una historia inspiradora para ofrecer, y que valió y mucha «la pena» conocer.
LA LEY DEL DEPORTE