Este sábado se realizó la edición número 39 del triatlón más convocante del continente. Ni la situación económica pudo hacer mermar la comunión entre el pueblo paceño y los mil triatletas, más familiares y amigos, que corrieron y vibraron en la Capital Nacional de este deporte.
Con un día plácido, disfrutable, y atípico para esta época (29 º), ya que casi siempre La Paz es sofocante y se convierte en «La Sucursal del Infierno» con 40º más o menos.
Estábamos ahí, en «La Mera Meca» con el objetivo de correr una vez más el triatlón más pasional de todos, andar lo más lindo posible, y disfrutar de un hermoso fin de semana con mis amigos Claudio «El Cordobés» Patiño, y el local que vive en Concordia Guillermo Liberatori, quien cumplía 20 años compitiendo ininterrumpidamente en su ciudad natal. Veinte es un «toco», en un deporte tan sacrificado y costoso… Además, siendo traumatólogo, amigo, padre y esposo. Más o menos como les pasa a casi todos.
Allá fuimos, a «La Tierra Prometida». A vagar una vez más por sus viejas casas y calles, las barrancas, las cuestas y sus colinas. Hasta ver ese río alucinante con su gente, siempre amable y efervescente.
La historia oficial comenzó el domingo a las 14: 45, cuando los 400 participantes de la distancia sprint, comenzaron a nadar para cumplir con los 750 metros que demanda el reglamento y tocar «La Tierra de Triatlón». De entrada nomás, el paceño Luka Castella se hizo dueño de la competencia, pero no pudo mantener el ritmo en la segunda disciplina. Fue en el tramo del pedestrismo donde Máximo Andino de Victoria pudo lograr su cometido y ocupar el primer lugar del podio en La Paz.
En damas, la victoria de la primera carrera del día fue para la paranaense Yamila Alarcón. Hay que destacar la presencia y la gran actuación del mejor de todos los tiempos, Oscar Galíndez, quien a sus 52 años, llegó tercero en la general tras una importante intervención quirúrgica. Hizo podio el concordiense Joaquín Bonelli, llegando tercero y de gran actuación en la categoría de 18/19 años, con un tiempo de 1:09:14.
Más tarde a las lanchas, pasar por Puerto Márquez, la Barranca Negra, y subir hasta playa «El Dorado». Ya que desde allí a bracear, ya que era el turno de la carrera de la distancia Standard, la que recorre (1,5 k, 40 k y 10 k). El agua estaba inmaculada para transitar toda la costa norte de esta histórica y pintoresca ciudad. Hasta la normalmente tediosa espera se me hizo agradable…
Sin dudas que en esta competencia el público fue el verdadero protagonista, copando todo el circuito y alentando sin parar. Los barrios con bandas en vivo servían como sucursales del puerto paceño. El aliento fue vitamina para el espíritu del corredor, ya ajado y gastado
Ibrahim Alucin y Flavio Morandini llegaron primero del agua y junto a Tadeo Barufatto se «cortaron» solos para pedalear en soledad más del 90 por ciento de los 40 km del ciclismo.
Pero antes de arribar de nuevo al parque cerrado para dejar sus bicicletas, fueron conectados por un trío paceño compuesto por Maximiliano Caino, Julián Caino y Bruno Baldini. Ahí la gente se quedaba sin voz de tanto gritar. Había comenzado la definición.
Al salir de la zona de transición para pasar corriendo por el grueso de la gente, Flavio Morandini (1:57:15) mostró sus credenciales internacionales y repitió su victoria del 2017 en el suelo paceño, segundo Tadeo Barufatto (1:58:17), tercero Santiago Boxler (1:59:14), cuarto Ibrahim Alucin (2:00:17) y quinto Santiago Beltrán (2:00:37). El primer paceño fue Kevin Giménez (2:01:20).
Los de Concordia fueron culminando en este orden: Alejandro Ricagno (2:05:00), Fernando Bertolotti (2:08:39), Federico Muller (2:17:07), Alejandro Barla (2:19:09), Guillermo Liberatori (2:23:11), Gabriel Santos (2:31:11), Julio Tozzonoti (2:58:35), y Claudio Acuña (3:04:05).
En damas el primer lugar fue para Brenda Rosso (2:13:36) quien le ganó ese puesto a María Victoria “Pipi” Rivero (2:13:39), en los últimos 200 metros. Nadaron iguales, rodaron y trabajaron juntas en la «chiva», y en pedestrismo se «sacaron chispas». Al mismo ritmo, dejándose caer desde los cuarteles militares hasta el puerto paceño «a pleno», con la gente encendida y enardecida. A la final Brenda tuvo «una barrita más de energía» y le gano. Hubo acción, drama, y emoción. Todo lo que se necesita para ser un «carreron». Tercera y cuarta fueron dos rosarinas que «volaron» en el pedestrismo: Carla Iannarelli (2:16:41) y Luisina Viletto (2:17:24). Más tarde, la rafaelina Catalina Ingaramo (2:19:34) completo el podio de la general. La mejor local fue Anahí Díaz (2:24:54).
Luego fueron llegando las de un segundo escalón, más tarde el grueso, y finalmente el resto. De esta manera, y con un puerto «extasiado» de tanto esfuerzo por parte de los protagonistas, se cerró un nuevo capítulo del “Tría de La Paz”.
Hoy ya se está pensando en la edición número 40, con muchos que quieren volver a las fuentes, ponerse a laburar, y hacerlo «sin drafting». Ellos quieren volver a ratificar, como siempre, a esta ciudad del norte entrerriano, como «La Capital Nacional del Triatlón». Y que la mística siga viva.
Fue memorable «patear», recorrer, empezar a saludar a «toda» La Paz. Y verlo a «El Guille Libera» presentar, introducir, y contar… Las historias que iban y venían: la de «El Yoyi», «La Claudia» y «El Pelado» Lescano (como dice la eterna canción de Horacio Guaraní, quien tributo a este paraíso entrerriano), «El Pollo» Alegre (el gran «Happy Chicken»), Lucas Rossi (cocinero y triatlonero), las del temible y legendario «Cabezón» Ruiz Díaz (ex nadador y remero, hoy un personaje ribereño), sobre «El Hugo» Seiguer del Kiosco Centro (quien vio pasar generaciones de gurises por su reducto), el mercado de «El Buza» (un icono de «El Puerto» donde una vez pare), escuchar las anécdotas del duelo Clivio-Galindez, Taccone-Telechea, los extranjeros de la ITU, victorias de famosas familias triatloneras como los Caino y los Ruiz, entre otras. Que se deberían escribir. Saludar al inmenso «Flaco» Báez (abogado, periodista, y máximo referente que tiene La Paz a nivel dirigencial). Uno veía las fotos, las imágenes, y encima de todo eso… «Libera» y su relato. Por eso a una ciudad se la conoce si se conoce a un baqueano, a uno de ahí, que te cuente como es «el vivir».
Yo me llevo un carrerón, haber interactuado con amigos, conocidos, simpatizantes, hinchas e ídolos. Me llevo haber vuelto a escuchar a Pablo «La Voz del Triatlón Entrerriano» Farías… Y me llevo haber andado con «El Guille» y «El Cordo» sin celulares, en pata y en cuero, durante días largos y divinos, como cuando éramos chicos. Y nos acariciaba el solcito…
LA LEY DEL DEPORTE
