La Ley del Deporte

FEDERICO "EL LOBO" MULLER

BOXEADOR RICARDO «EL MATADOR» MAYORGA POR LA LEY DEL BOXEO (7/2/17)

Ricardo «El Matador» Mayorga nació en Granada, Nicaragua, un 3 de octubre del 73. Sigue peleando si le «destraban una moneda» que le sirva, pero ya está re «de vuelta». A tipos como Mayorga les gustar lastimar a los rivales. A esta gente se las llama sádicos. Disfrutan de ver sufrir a la gente y en este caso a sus rivales.

Un loco degenerado de la vida que te noqueaba y en seguida festejaba en el mismo ring con alcohol y cigarrillos. Salía de parranda con tanta intensidad como iba a los entrenamientos todos los días de su vida.

Tras destruir rivales en todo el caribe, desafío al campeón del mundo Andrew «Seis Cabezas» Lewis por el titulo mundial A.M.B. en el 2001. La primera sin decisión y en la segunda casi lo decapita vivo. Por más que le den «Seis mentones», no iba a poder parar a esa bestia salvaje. Tiraba sin línea ni esgrima deportiva. Era un peleador callejero y crudo. Como los borrachos de cantina. Si te calzaba una «se te caía el sistema». En «La Ley del Palo por Palo» era peligroso como «mono con bazooka».

También era un fulano masoquista. Le gustaba que le peguen. Le daba la bienvenida a la guerra. Gozaba de lo lindo cuando recibía castigo. Se relamía con su propia sangra. Hacía un buche y gárgaras, de puro placer y goce nomás…  Y lo que daba escalofríos era su mandíbula inhumana. Una capacidad para recibir montañas de castigo y seguir tirando. Tenía «un paragolpes» en la carretilla. Tipo de Torino de antaño. Mayorga era un Lamborghini Edición Limitada en el rubro Mandíbulas de Boxeo. Las piñas le rebotaban. Y el lo gozaba.

Luego unifica el titulo mundial Welter, sacudiendo a todo el mundo del boxeo con un KO ante Vernon Forrest por el titulo C.M.B. y A.M.B. Repite en la revancha. Forrest venía de ganarle dos veces consecutivas, nada menos que a Shane «Sugar» Mosley.  Ese batacazo se denominó «La Sorpresa del Año 2003» por la Revista The Ring «La Biblia del Boxeo». ¿Quien lo para a este loco que enciende el boxeo?

Un campeón del mundo Welter de Nicaragua, inolvidable y desagradable para los puristas del boxeo. Mal intencionado. Siempre insultando, tirando sillas en las conferencias de prensa, «manoteándosela». Tocándole el poto a las mujeres de sus rivales. Prometiéndole «mucho amor y mucha guerra» a las promotoras de sus peleas. No le importaba absolutamente nada. Y su promotor, Don King Promotions, lo adoraba por razones más que obvias…

Le gano a Fernando «El Feroz» Vargas y al italiano Michelle Pichirilo, el verdugo del argentino Walter «El Golden Boy de Las Flores» Crucce, también. Perdió en batallas sangrientas con Shane «Sugar» Mosley, Miguel Cotto, Félix «Tito» Trinidad y Oscar «El Golden Boy» De la Hoya.

El insultaba para intimidar y desconcentrarte. Sacarte de tu plan de pelea. Su objetivo era sacarte de quicio, descontrolarte a como de lugar, por todos los medios habidos y por haber. Un tipo que «encendió el boxeo», con las manos y con su lengua, a principios de la década pasada. Siempre se pensaba que la brecha entre Nicaragua y Las Vegas iba a ser demasiado grande para sus aspiraciones. Error de cálculo de los «especialistas».

Se retiró con un récord de 32-11, 26 KO.  ¡Pero los números no cuentan la historia! ¡No importa a cuantos le ganaste, sino a quienes y como! No tenía técnica ni golpes de manual. Era un loco degenerado con guantes puestos. Tenía mano de KO, te metía mucha presión, no te dejaba pensar ni respirar un poco. Era un perro sarnoso de presa.

Lo normal es que si se te viene una boxeador de elite a pegarte tengas miedo, o por lo menos te pongas un poco nervioso. Bueno, a Ricardo Mayorga lo excitaba y lo aceleraba, era como su combustible. Siempre fue un enfermo irremediable, adicto al sudor y a la sangre. Disfruton de la noche y de sus «delicias». Se mandaba «un fondo blanco» con su propia sangre y con la de sus rivales. Y con aceite hirviendo si fuese necesario, con tal de lograr los resultados esperados.

Haciéndose el lindo no le podía ganar a nadie… Era un loco irremediablemente seductor para la industria, siempre sedienta de historias trágicas y dramáticas.

Las grandes figuras y leyendas del peso Mediano controlaron y manejaron esta bestia centroamericana. Los solamente buenos y hasta los muy buenos la padecieron y mucho. Si vos eras un seis o siete puntos lo ibas a sufrir toda la noche. ¡Tenías que ser muy especial para sacártelo de encima, quebrarlo y llevarte su alma! El demonio lo habitaba. Era un chico muy malo…

Pero los que ganaron fueron los aficionados y los fanáticos del boxeo. Los que aman estos deportistas de origen muy pobre, personalidades lunáticas, y sumamente transgresores. O los querés ver perder o lo querés ver ganar, nunca ignorar. Son tipos que salen muy de tanto en tanto. Y que llegan a la cima del mundo sin que nadie los vea venir. Duran poco… Disfrutan y abusan de su éxito por un buen rato y luego vuelven al anonimato. A vivir de nuevo bajo las sombras del olvido… O en las páginas policiales del diario.

Hay que reconocer que es divertido mirarlos. Son como casi todos nosotros: «Perdedores con suerte. Los que sufrimos todos los días este mundo cruel (o lo que queda de él), pero que queremos tener nuestro cuarto de hora lleno de riqueza y poder. Por lo menos como para saber «que se siente», y sentir a que sabe la gloria, y todo eso…».

¿Quién no vive con el secreto sueño de pegar un «batacazo» y «salir de pobre» un buen día, como Ricardo «El Matador» Mayorga? Que en estos momentos debe estar peleando en un gimnasio nauseabundo de Nicaragua. Rompiendo cabezas y festejando con algunas cervezas. Igualito a como cuando era campeón del mundo…

LA LEY DEL BOXEO

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